Reproducimos el reportaje realizado por el periodista Luca Fernández, publicado en la edición del 14-02-24, en el diario Página 12: https://www.pagina12.com.ar/712009-los-paises-mas-desarrollados-protegen-sus-industrias
«La industria es la solución a todos los problemas de la Argentina, no el problema en sí mismo», dice Elio del Re, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA). El ingeniero industrial que se reunió con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, asegura que «con más industria se puede solucionar muchas de las complicaciones que tenemos, porque con más industria hay más trabajo».
En base a una lectura que comparte con los más diversos integrantes del sector, Re explica a Buenos Aires/12 los detalles del estratégico metalúrgico presentado meses atrás y afirma que «con más industria no tendríamos desbalance en el pago externo, porque deberíamos importar menos. Con más industria podríamos exportar más, seríamos más competitivos en el mundo y traeríamos más divisas».
«Los países más desarrollados protegen sus industrias, porque es un valor vinculado al trabajo y la soberanía», asegura. Eso fue lo que le dijo a Kicillof y a su equipo, cuando explicó por qué trabajar a la de las administraciones provinciales. Después de Kicillof, ADIMRA buscará entrevistarse con todos los gobernadores de las provincias donde se desarrollan las diversas ramas de la actividad, como Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Neuquén, San Juan, Entre Ríos, y Misiones.
La provincia y el plan estratégico
El plan estratégico fue elevado al gobierno nacional, aunque en él se considera a Buenos Aires como un territorio fundamental para el desarrollo de la actividad.
La provincia representa el 60 por ciento de la industria metalúrgica nacional. De ése porcentaje, el 70 por ciento está representado por el conurbano bonaerense, que cuenta con una amplia diversidad productiva, «que va desde un tornillo hasta un satélite», como señala Del Re. En La Matanza, San Martín, Tres de Febrero, Avellaneda, Lanús y demás municipios, hay fábricas de todo tipo, que generan una gran densidad metalúrgica.
Al recorrer el mapa del interior bonaerense, el ingeniero destaca que en la zona de la costa, con Mar del Plata como centro, se encuentra la producción de maquinaria destinada a la alimentación. Otra de las principales actividades allí es la industria naval, que con la producción de barcos como eje, «concentra casi todo en esa zona, y genera un rasgo característico muy fuerte», según el directivo.
En el sur, en la zona de Bahía Blanca, se sitúa la industria metalúrgica ligada a los productores de las petroquímicas, una actividad que responde a la lógica productiva del municipio gobernado por Federico Susbielles.
En el centro del mapa bonaerense están Tandil y Olavarría, municipios que Del Re cataloga como «tradicionalmente metalúrgicos», ya que en sus inicios se especializaron en la rama de la fundición y los mecanizados. Hacia el centro, en Junín y alrededores, está «el centro de la maquinaria agrícola de la provincia de Buenos Aires», y en la zona norte, además, se encuentran las fabricas automotores y los anillos de proveeduría de la industria automotriz.
El plan que ADIMRA le presentó a Kicillof se acomoda sobre tres grandes ejes. Hace hincapié en la descarbonización, un proceso de reducción de emisiones como el dióxido de carbono que apuntan al cuidado del medioambiente y que para el ingeniero es «una oportunidad para la industria metalúrgica, que debe avanzar en ése sentido».
Otro de los ejes apunta a la industria 4.0, como «un sector que debe ser promovido, como lo hacen todos los países del mundo», según Del Re, que argumenta que ese tipo de actividad aumenta la demanda, ya que la industria 4.0 apunta a la interconectividad, la automatización, el aprendizaje automático y el análisis de datos en tiempo real, lo que representa una total transformación en la lógica de fabricación y producción.
En tercer lugar, el plan estratégico metalúrgico se enfoca de manera transversal en la exportación. «Hace un década exportábamos más de 7.000 millones de dólares, y hoy no llegamos a los 4.500 millones», explica Del Re, que si bien señala que «hemos perdido gran cantidad de exportaciones», resalta que «hay que verlo de otro modo».
«Argentina exporta a 155 países y no son muchas las industrias que lo hacen. Se da con una diversidad de productos impecables, obviamente no todos con la misma intensidad, pero llegamos a todo el mundo y eso habla de un entramado profundo», analiza. Aclara que, como hace una década el país exportaba casi el doble, «las capacidades están instaladas para hacerlo», pero para lograrlo «se necesitan incentivos».
El presidente de ADIMRA subraya que el gobernador Kicillof, el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, Augusto Costa, y todo su equipo entienden el rol de Buenos Aires en la producción nacional, pero dice que «tienen las limitaciones de ser una provincia, porque muchas políticas se deciden a nivel nacional».
Sin embargo, destaca que «con las herramientas que pueden colaborar, colaboran», y posiciona al Banco Provincia como «un gran tractor». Dentro del mundo metalúrgico se encuentra la fabricación de la maquinaria agrícola, los remolques y los semi remolques, y ésa «es una cadena de valor que si no tiene financiamiento del sector público no tracciona», según Del Re. «El Banco Provincia financia el 17 por ciento de toda la venta de maquinaria agrícola, pero no sólo a nivel provincial, sino a nivel nacional», apunta el ingeniero.
Los pedidos, los temores
Cuando se juntaron con el gobernador, los integrantes del sector metalúrgico plantearon como «fundamental» el hecho de que no avance el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones que el gobierno nacional intentó impulsar en la frustrada ley ómnibus, lo que representaría «un problema que atenta contra la industria nacional», según Del Re, que remarca: «No estamos pidiendo beneficios para la industria nacional, estamos pidiendo que se nos iguale con los productos importados».
El 95 por ciento de ADIMRA está integrado por pequeñas y medianas empresas de capital nacional. El régimen que intentó llevar adelante el presidente Javier Milei y todo su equipo plantea que las grandes inversiones, aun sin montos determinados, puedan adquirir todos los bienes necesarios para invertir sin pagar impuesto PAÍS, derechos de importación e IVA, e incluso habla hasta de obviar los tributos provinciales y municipales.
Dice Del Re: «Nosotros planteamos que si tenemos que vender un equipo para Vaca Muerta, hay cosas que debemos importar porque no se producen acá, como el acero inoxidable. Un productor local que tiene que comprar ése material, pagará todos los tributos para después fabricarlo, pero eso que fabrica competirá contra el importado, que no paga nada. Y así no funciona».
El presidente de ADIMRA es cauto cuando habla de las medidas del gobierno nacional. Resalta que el gobierno de Milei tiene «escasos sesenta días», y que hasta el momento «nos recibieron siempre y escucharon nuestras propuestas», por lo que «hay que esperar los resultados». Pero advierte: «Lo que si puedo adelantar es que los países más desarrollados del mundo protegen sus industrias, no existen países que se abran al mundo y las regalen. Fijate lo que pasó con la pandemia: si no producíamos los respiradores no podíamos traerlos de otro lado del mundo, porque cada país tenía su demanda. Esas cosas son muy importantes, y no pasó hace tanto. La industria, además de trabajo, genera seguridad para el país».
Imaginando un contexto adverso para la industria nacional, y poniendo el foco en la actividad metalúrgica, Del Re explica que los daños afectan a las ramas «según el momento histórico». «Cuando los salarios son bajos, el consumo se resiente, y hay muchos productos de consumo metalúrgico, como electrodomésticos y demás». «Cuando la cosecha es mala, la maquinaria agrícola, los acoplados y lo semi remolques también se resienten». «Hoy en día, con las expectativas que hay en Vaca Muerta y en la minería, esos sectores traccionarían bien, porque hay trabajo destinado a ellos», señala el presidente de ADIMRA.
Una cultura familiar
Los abuelos de Del Re vinieron al país en barco, desde el sur de Italia, en 1956, y se radicaron en el municipio bonaerense de San Martín, corazón fabril del país por aquel entonces. Su abuelo Américo consiguió trabajo como operario en una fábrica, y su padre Antonio, con sólo trece años, entró como aprendiz de matricero en un taller, donde forjó su gusto por los fierros.
Su padre y sus tíos, en la década del ’60, compraron herramientas, se independizaron, e iniciaron su propio proyecto industrial en el garaje de la casa de Américo. Con sólo dieciocho años, el padre del presidente de ADIMRA vendía matrices para piezas de precisión a firmas top de aquel entonces, como IBM y Texas Instruments. Así nació Del Re Hermanos, y Elio se crió engrasado y jugando entre los pasillos del lugar. Luego de finalizar la escuela técnica, se recibió como Ingeniero Industrial en la Universidad de Belgrano, y en la empresa familiar se encargó de expandir los negocios internacionalmente.
Luego de sufrir la crisis del 2001, donde la empresa familiar debió achicarse al extremo, en 2005 Del Re viajó a una misión comercial para explorar el mercado mexicano y conoció a los integrantes de la Comisión de Comercio Exterior de ADIMRA. Luego de participar a través de los años y de convertirse en presidente, Del Re contó que tuvo «una infancia donde la industria era la cultura familiar, y todo el tiempo se hablaba de eso en la mesa».
Del Re le dice a BuenosAires/12 que «la industria sigue siendo la cultura familiar y la llama está encendida». Señala que el entramado industrial argentino creció, se adecuó y se modernizó, pero que «es parte de nuestro trabajo seguir manteniéndolo».
«Tenemos que defender a todos los procesos industriales y ponernos a trabajar en ellos. No puede haber competencia desleal, debemos modernizar y que el Estado nos brinde programas de modernización para achicar la brecha tecnológica», explica el ingeniero, que subraya que «debemos seguir creciendo, incorporando ingeniería y tecnología todo el tiempo».
«No nos queda otro camino, porque la industria de todo el mundo hace eso. No es que estamos inventando algo nuevo, es que si no lo hacemos vamos a quedar cada vez más atrás y será todo más difícil«, apunta Del Re, y sentencia: «Estamos en el medio del río, podemos cruzarlo o volver a la orilla, pero nosotros estamos convencidos de que hay que atravesarlo y llegar al otro lado».